Por: Carolina Isava.-
Luego de 2 años de confinamiento a consecuencia de la pandemia del COVID-19, en Caracas como en otras ciudades del país feligreses católicos retomaron la tradicional visita a los 7 templos este jueves Santo, como muestra de fe y agradecimiento.
Mi recorrido comenzó a las 7 de la noche en compañía de Diana y Marta… mis amigas.
Con entusiasmo y alegría iniciamos en la Iglesia La Chiquinquirá en La Florida, (templo 1) fuimos recibidas por uno de los sacerdotes con mucha amabilidad, había bastante tránsito unos entraban y otros salían, en un ambiente alegre pero silente ante la solemnidad del Santísimo.
Seguimos a la Iglesia San Juan Bosco de Altamira (templo 2) aquí el tránsito de la feligresía era más nutrido y la permanencia era por más tiempo.
Continuamos hacia la Iglesia de San José en Chacao (templo 3), mientras veíamos el reloj para asegurarnos de que nos alcanzara el tiempo y cumplir con la tradición. Ahí había mucha gente, insisto después de 2 años con las iglesias cerradas, la feligresía no desaprovechó ésta oportunidad. Mientras los adultos y adultos mayores oraban, en la plaza una muchedumbre entre risas, patines y juegos alegraban el escenario bien iluminado.
Seguimos hacia la Iglesia La Guadalupe en Las Mercedes (templo 4), entre la paz y los reencuentros de amigos que no veía desde hace mucho tiempo, aquí reinó el silencio mientras cada quien oraba frente al santísimo.
Ya eran pasadas las 9 de la noche comenzó la angustia innecesaria, porque yo particularmente sabía que lo íbamos a lograr, teníamos dudas de hasta que hora estarían abiertas las iglesias.
Llegamos a la iglesia La Sagrada Familia en La Tahona, (templo 5), ahí la gente llegaba graneada, aquí fue hasta divertido porque al momento de nosotras salir, los sacerdotes se disponían a cerrar las puertas de la iglesia, camino al estacionamiento seguía llegando gente y a todos les dijimos; «corran que están cerrando», hasta el más lento corrió por temor a no poder entrar.
Pasadas las 10 de la noche aún nos faltaban 2, comenzó la cuenta regresiva y con ella la angustia cuando llegamos a la Iglesia de San Gabriel en La Tahona bien nutrida de adultos mayores acompañados de su familia.
Finalmente llegamos a El Hatillo, cuando entramos a la plaza nuestras caras eran un poema, por unos minutos sentimos frustración al pensar que no lo habíamos logrado cuando vimos la iglesia cerrada, para nosotras no era un reto alcanzar la visita de los 7 templos, era un compromiso con nuestra fé y con nosotras mismas. Pero el milagro ocurrió, justo cuando pasamos frente a la iglesia la puerta se abrió, nuestros rostros se iluminaron y a unísono gritamos; » Padre por favor podemos entrar?, nos falta solo una», el sacerdote sonriendo respondió: «Claro que pueden entrar», como muchachitas dos nos bajamos mientras la otra estacionaba. Entramos y sí todos podían entrar había poca afluencia por el recorrido viviente de Jesús hacia El Calvario, ese era el motivo real de la iglesia a puerta cerrada.
Lo más importante es que habíamos honrado a Dios, a su hijo y a nuestra fé.
Que paz sentimos, que alegría!
Seguramente muchos feligreses desde que comenzó la semana santa han sentido esto, y que bien se siente.
Quiero destacar la impecable coordinación y atención de los cuerpos de seguridad a todos los niveles del operativo Semana Santa 2022.