Estados Unidos y Gales firmaron el primer empate de este Mundial en un partido en donde Gareth Bale volvió a ponerse a prueba en la competición de máximo nivel.
El ex del Real Madrid no hizo un maravilloso partido pero le bastó una aparición fugaz para echar por tierra el buen partido de Estados Unidos. La puesta en escena fue toda una declaración de intenciones.
Estados Unidos salió ambiciosa, intensa, vertical y con la portería rival en mente. Gales, quizá fruto del ímpetu rival o de su propia racanería, decidió echarse para atrás y aferrarse a la inspiración de su jugador franquicia, Gareth Bale.
Encontraron los americanos dos puñales por banda con Timothy Weah, y Christian Pulisic, de largo el mejor jugador sobre el césped qatarí Fue el jugador del Chelsea de la liga inglesa el que llevó el peso ofensivo durante todo el primer tiempo.
Los norteamericanos avisaron primero con un remate de Joshua Sargent al palo y el asedio, sin grandes ocasiones, fue una constante en un primer acto de claro color americano.
Fue a los 35 minutos, en una rápida transición, cuando Pulisic filtró un pase decisivo para que Weah se plantase ante el portero Wayne Henessey.
No falló el delantero en el mano a mano y marcó su primer gol en un Mundial.La obligación despertó a Gales, que tiró de su nueve más puro con la entrada de Kiefer Moore en el segundo tiempo.
El partido se equilibró y los del tecnico Rob Page se soltaron lo suficiente como para destapar las carencias de Estados Unidos, especialmente a balón parado. Un buen remate de Ben Davies y otro cabezazo clarísimo a puerta vacía de Moore fueron la antesala de la definitiva reacción de Gales.
A menos de diez minutos para el final, Bale quiso controlar un balón dentro del área. El respeto que todavía provoca la estrella de Gales hizo al defensor Wakker Zimmerman precipitarse en una entrada que desembocó en penalti que el colegiado qatarí Abdulrahman Al Jasim no dudó en sentenciar.
El propio Gareth fusiló al portero estadounidense Matt Turner desde los once metros.