Jeringas, agujas, catéteres, tubos para tomar muestras… Desechos hospitalarios, algunos con restos de sangre, sobresalen en una montaña de basura que desemboca al mar tras recorrer el muy contaminado río que atraviesa Caracas.
Están esparcidos en la arena entre una pestilente alfombra de envases plásticos.
La desembocadura se abre en la playa de Paparo, un pueblo con unos 3.000 habitantes en el estado Miranda, a unos 130 km de Caracas. Un pequeño árbol de mangle trata de abrirse paso entre los desechos. Otros han muerto al no lograr sobrepasar la espesa capa de plásticos que asfixia la arena.
“Mantener limpia la playa es quererla”, se lee en una vieja vaya metálica.
Pero allí llegan las aguas del río Tuy, que recibe las contaminadas corrientes del Guaire, un caudal de aguas servidas que atraviesa la capital de Venezuela.
Los desechos hospitalarios, cuya manipulación debe regirse por estrictos protocolos que incluyen su separación en recipientes según su grado de riesgo, no son nuevos en esta playa donde agujas sobresalen de la arena.
Llegan al mar dentro de “garrafas de agua mineral” llenas de estos insumos descartados, asegura Héctor Manuel Blanco, quien a sus 61 años camina entre la alfombra de desechos en busca de trozos de bambú para venderlos.
Dentro de estos envases hay “mangueritas, agujas, jeringas”, sigue Blanco. Y “los muchachitos (niños) empiezan a romper esas perolas para sacar eso, sacan las agujas” para jugar.
“Potencial de infección”
Las agujas por ejemplo, “se consideran la categoría de desechos de la atención de salud más peligrosa (…) debido al riesgo de lesiones por pinchazos, que entrañan un alto potencial de infección”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El sistema público de salud de Venezuela está colapsado desde hace décadas. Muchos incineradores no funcionan o lo hacen a medias, además de que la falta de políticas para la clasificación y manejo de desechos en general agrava la situación.
Aunque pocos, voluntarios han recolectado algunos materiales hospitalarios en las costas, apunta Luisa Escobar, al frente de la ONG Fudena, que recolecta y clasifica desechos en playas desde hace más de 30 años.
En octubre de 2022, por ejemplo, hallaron desechos hospitalarios, incluidas hojillas quirúrgicas, dentro de una botella plástica de gaseosa en un cayo del paradisíaco Parque Nacional Morrocoy, estado Falcón.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) impulsa un programa para la gestión de estos desechos.
En un hospital en Puerto Ayacucho, estado Amazonas, “hemos instalado un incinerador de alta potencia para apoyar el manejo de desechos médicos que se producen en el hospital y en los centros de salud urbanos ubicados alrededor de la ciudad”, explicó a la AFP Héctor Blanco, supervisor de Agua y Saneamiento de MSF en el estado.
“Vemos una disposición por fortalecer los procesos y sistemas necesarios para una gestión segura de desechos médicos”.
Promesa incumplida
El Guaire es la principal vía de desagüe de las aguas residuales de Caracas y por más de un siglo ha estado contaminado, pero aún más desde inicios del siglo XXI.
El fallecido expresidente Hugo Chávez (1998-2013) llegó a prometer su limpieza en 2005, pero nunca se concretó.
Mientras, en Paparo se acumula la basura, que aumenta en la época de lluvia.
Locales pescan cerca de los desechos, mientras bandadas de aves marinas buscan presas entre el caos.
“Esta basura viene bajando de Caracas” formando “una cama de plástico”, señala Luis Hernández, pescador de 53 años. “Antes era una belleza, limpiecita, con matas de coco por todos lados”, lamenta.
AFP