Hoy #19Oct, Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, desde lapatilla.com estamos apoyando esta causa a través de varios trabajos especiales para sensibilizar a la población sobre esta terrible enfermedad.
Por: Corresponsalía
Según datos del Observatorio Mundial del Cáncer, entre 3.000 y 3.500 mujeres murieron de cáncer de seno en Venezuela en 2020, es decir, alrededor de nueve mujeres por día. Probablemente este dato de mortalidad sea muy inferior a la realidad, ya que está basada en un modelo que no considera los graves retrocesos en el sistema de salud pública del país en los últimos años.
Aunque es bien sabido que el cáncer de mama no distingue color de piel, clases sociales, religión o preferencia política, cuando ocurre en un país con una crisis humanitaria compleja como Venezuela, puede ser mucho peor para la paciente y su familia.
En medio de una escasez de fármacos, deficiencias en el sistema de salud pública, que incluye la falta de equipos avanzados, muchas sufren una verdadera tragedia para aplicarse los tratamientos.
Entre las muchas pacientes con cáncer que hay en Monagas, está el caso de Yaritza Figueroa, quien desde el año 2014, libra una ardua batalla contra la enfermedad. En la primera etapa recibió nueve sesiones de quimioterapia, que con el trabajo de su esposo, pudo cubrir los gastos en una clínica. A pesar de que debió operarse para que le reconstruyeran su seno, una vez terminadas las quimioterapias, no pudieron intervenirla quirúrgicamente, ya que no logró reunir el dinero para tal fin.
Pasaron cuatro años, y en 2018 el cáncer de seno reapareció mucho más agresivo. En medio de la crítica situación económica del país, no pudo realizarse ningún tipo de exámenes ni pagar consultas. Cuenta Figueroa que así llegó al 2020 con un tumor sobreexpuesto junto a una infección, por lo que debió ser hospitalizada durante 22 días.
“A través de iglesias y muchos familiares, de a poquito pude cubrir el tratamiento con antibióticos. Fui dada de alta, acudí al servicio de cirugía del hospital y me mandaron con un oncólogo clínico. Se trataba de una consulta privada, ya que en el hospital las citas las daban para cuatro meses, pero lo mío era una emergencia. Un cuñado de mi hermana se ofreció a ayudarme, le envió el dinero para pagar la consulta y lo primero que me dice la doctora es que necesitaba una quimioterapia urgente, porque podía morir. No tenía dinero y la doctora me dijo que no importaba, que le pagara por parte, pero no me podía ir sin la quimio”, narró Figueroa.
Añadió que para ese momento solo tenía seis gramos de hemoglobina, pues había sufrido tres derrames. Prudentemente, la especialista solo le aplicó el fármaco que iba a reducir el tumor. Desde el extranjero, varios amigos de sus familiares le enviaron dinero para cancelar la segunda quimioterapia. “Afortunadamente los medicamentos me los daban gratis en el Ivss”.
“Todos los exámenes médicos, tomografías, eco, entre otros, son pagos y tuvimos que vender casi todas nuestras pertenencias, como muebles, ropa, nevera, adornos, carpas, prendas, juego de comedor, cosas que no usábamos y que estaban guardadas casi nuevas. Quedamos casi sin nada, el cáncer se comió todo. En el año 2014, medianamente mi esposo pudo con todos los gastos, ahora ya no”, comenta con tristeza la paciente.
Actualmente, lucha contra una bacteria llamada staphylococus coagulasa, para lo cual tiene un gasto diario de 20 dólares para comprar guantes, gasa, compresas, agua oxigenada, adhesivo antialérgico y solución fisiológica 0,9. En ocasiones, por no contar con el dinero para este tratamiento en específico, no puede realizarlo, lo que hace que se descompense.
Ayuda psicológica es fundamental
Para la psicóloga clínico, Nilda Salazar, la ayuda profesional y el apoyo emocional por parte de la familia, es fundamental para la paciente con cáncer de mama. Señala que se trata de una experiencia muy dura que la paciente asocia con la muerte, por lo que recomienda que la persona tenga una mentalidad optimista, enfocarse en los tratamientos. A pesar de ser una enfermedad terminal, tiene muchas opciones de sobrevivencia por medio de tratamientos.
“Es muy importante que la persona tenga un pensamiento positivo lo más posible, abrirse emocionalmente a recibir apoyo de sus familiares. Hablar de sus temores, sus angustias, eso ayuda a tener mucho alivio y bienestar, porque hay quienes se cierran para no preocupar a sus parientes. Deben entender que por ese momento, ellas son lo más importante y sus familiares lo van a entender”, explica la profesional.
Agrega que no se debe cerrar a las adversidades, como la preocupación de no conseguir los medicamentos, por lo que considera que no hay que agotar las vías, es decir, buscar todas las ayudas posibles, incluso, vender bienes.
“Hay que entender y aceptar las razones por la que se está haciendo ese sacrificio, porque se trata de la salud, de salvar una vida. Es como cuando un padre sacrifica todo por un hijo, debe verse así”, expresa Salazar.
Reitera en adoptar una actitud positiva ante la enfermedad, cultivar el sentido del humor. Indica que hay investigaciones que demuestran que pacientes con cáncer sometidos a varias horas de videos humorísticos, las células “natural killer” aumentaban en cantidad. Estas son las células del sistema inmunológico que luchan contra aquellas que son cancerígenas.
“Es inevitable que en la recuperación o durante el proceso, el paciente atraviese procesos depresivos. Es por eso que siempre debe haber acompañamiento psicológico y acompañamiento emocional de familiares o amigo. No pueden encerrarse, no fingir que todo está bien, buscar una amiga, una hermana, llorar, porque te vas a sentir mejor. Eso libera”, comenta la especialista.
“La depresión es una bomba de tiempo”
Egresada de la Universidad de Oriente, Lusymar Taly es licenciada en Recursos Humanos, locutora y madre soltera. Hace dos años fue diagnosticada con cáncer de seno y desde entonces lucha para ganarle la batalla a la enfermedad.
Confiesa que al principio se encerró a aceptar esta situación, porque a su juicio no es una enfermedad, sino una situación que cualquiera puede sufrir, y manifestarse en cualquier parte del cuerpo.
Uno de los factores de esta enfermedad es lo costosa que puede ser y eso la aterra: no poder seguir adelante, no conseguir los medicamentos que suministra el Ivss para avanzar en el tratamiento. Lamenta que las medicinas que entrega esta institución del Estado sea vencida, pero aun así deben aplicarla a su cuerpo, ya que la necesidad las obliga a hacerlo.
“Somos muchos los que acudimos a la Unidad de Oncología del Hospital Central de Maturín por no contar con el dinero suficiente para pagar en una clínica la atención que se requiere para recibir tan delicado tratamiento. Hacemos de tripas corazones (…) solo Dios conoce la necesidad humana. En Dios podemos tener la fe, pero es el hombre quien debe actuar. Por ello, con mis malestares, he tenido que salir adelante organizando rifas, eventos para colectar dinero, y así continuar”, narra Taly.
Su psicólogo le recomienda distraerse “porque no puedo deprimirme, no puedo ir en retroceso (…), la depresión es una bomba de tiempo”. A pesar de haber acudido a instituciones como la alcaldía y la gobernación, aún está a la espera de la ayuda.
Lamenta que esta sea la triste realidad, pues considera que “ante muchos ojos, todo está bien”, pero considera que es con acciones que se logra cautivar al pueblo, aunque está consciente de las muchas necesidades: “Salud es salud, lo demás es ganancia”.
“Ya yo recibí las quimioterapias y me toca operación, pero todavía no me han llamado para la cirugía y lo que me dicen es que la lista de espera es larga. Me angustia la espera, ya que el tiempo pasa y es una situación física que no se detiene. Estamos en las manos de Dios”, puntualiza.
La salud pública requiere equipos modernos
Una de las fallas que presenta el sistema público de salud, es la falta de equipos de alta tecnología que permitan un diagnóstico más efectivo, por lo que muchas mujeres de clase baja no pueden costear ni siquiera una mamografía. Solo el Instituto Municipal de la Mujer y la Familia cuenta con un mamógrafo, pero es analógico-digital, y se requiere que sea de alta resolución.
La cirujana en mastología con 22 años en esta especialidad, Yrene Alves, cuenta que en el Ambulatorio José María Vargas atienden a más de 20 pacientes diariamente. En términos generales, la consulta de patología mamaria, de 30% a 40% resulta con diagnóstico de cáncer de mama. Sin embargo, puede variar porque una paciente puede ir varias veces a la consulta, antes de llegar a quirófano.
“Nosotros tratamos de hacer un manejo multidisciplinario donde está involucrada la parte de imágenes, en la cual las pacientes se van a la parte privada, porque en la parte pública no tenemos equipos de alta resolución. Es importante que sean equipos de buena calidad y con médicos preparados en patología mamaria. Contamos también con la parte de psicología, enviamos a los pacientes con el psiquiatra que está en el Ambulatorio Vargas y en la Casa de la Mujer antes de ir a una cirugía. Es una manera de preparar adecuadamente a la paciente de acuerdo a un protocolo de cáncer de mama”, detalla Alves.
La profesional en mastología precisa que luego de la pandemia, están recibiendo a pacientes con lesiones bien avanzadas que va en detrimento de la evolución de la salud de la persona. Cuando esto pasa, la paciente tiene que ir a un tratamiento sistémico, por lo que la cirugía no sería la primera opción, sino un tratamiento de quimioterapia para tratar de reducir el tamaño tumoral. Muchas veces llegan en estados inoperables. Cuando llegan lesiones avanzadas, las células malignas pueden estar viajando a otros órganos como pulmón, hígado, hueso, caderas, entre otros.
Alves recordó que en la última consulta, de 22 pacientes atendidas, 10 (casi 46%) eran patología maligna y de esas 10 persona, el 30% son menores de 40 años. Es por ello que hace un llamado a las mujeres a partir de los 35 años a realizarse el examen médico, por lo que no deben subestimar ninguna lesión, porque pueden presentar un cáncer de seno.
La cirujana sugiere que debe haber una Unidad de Radioterapia, pues en el sector privado son muy costosos los tratamientos. A nivel público no existe una Unidad de Radioterapia, por lo que las mujeres que lo necesitan, deben viajar a otros estados a hacer largas colas para aplicarse una radioterapia. El costo de un tratamiento de este tipo oscila entre 12.000 dólares y 14.000 dólares en una clínica, según testimonios de pacientes de la doctora Alves.