Venezuela ha recurrido a la importación de nafta de Estados Unidos para mejorar su petróleo pesado desde diciembre, ya que los envíos de condensado desde Irán con el mismo fin han disminuido con respecto a los niveles de hace un año.
Estos envíos no estaban permitidos antes del levantamiento de algunas sanciones estadounidenses en noviembre.
En enero, un petrolero procedente de Irán descargó unos 440.000 barriles de condensado de South Pars, el único cargamento en lo que va de año y que implica una reducción de las importaciones de este producto de 2 millones de barriles en comparación con enero de 2022.
Chevron, la única empresa estadounidense que podría importar el material en virtud de las normas establecidas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC), está enviando nafta para ayudar a aumentar la producción de crudo, a través de sus empresas mixtas con PDVSA.
Básicamente, el problema que enfrenta la compañía estadounidense es que no podría utilizar condensado iraní en sus operaciones en Venezuela debido a las normas de la OFAC que sancionan a las exportaciones petroleras y de derivados de la nación persa.
Chevron está produciendo 90.000 barriles diarios en Venezuela en la actualidad, según afirmaron funcionarios de la empresa durante una presentación a los inversores.
Estimaciones independientes y fuentes del país han cifrado la producción de Chevron en unos 100.000 barriles diarios, con el objetivo de aumentar hasta 200.000 barriles por día este año, indica la nota de Argus.
Irán envió unos 8 millones de barriles de condensado a Venezuela en 2022, en cuatro cargamentos. Los dos países firmaron un acuerdo de cooperación energética de 20 años en junio de 2022.
El condensado iraní ha sido clave para impulsar la declinante producción venezolana. Ambos productos se utilizan en el transporte y la mejora del crudo extrapesado de la Faja del Orinoco.
Fuente: Argus Media
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