Lapatilla
La denominada “Operación Gran Cacique Guaicaipuro”, nombre que el régimen chavista le ha dado a la intervención de varias cárceles del país, en esta oportunidad le correspondió al Centro Penitenciario de Oriente (CPO) conocido como cárcel de La Pica, y se inició pasadas las 4:00 de la mañana de este viernes #3Nov.
Corresponsalía lapatilla.com
Desde la semana pasada, entre familiares y vecinos del penal, se venía rumorando que próximamente este centro de reclusión sería tomado por las autoridades. Sin embargo, desde el día lunes las especulaciones fueron creciendo, por lo que se presumía que la toma podría darse el miércoles, el jueves o el sábado.
Ante estos rumores, familiares comenzaron a apostarse en las inmediaciones del CPO desde la madrugada del miércoles, día que correspondía la visita. Simultáneamente, efectivos militares se mantenían a las afueras del recinto.
Fue cerca del mediodía de este miércoles cuando a un grupo de mujeres les permitieron ingresar para supuestamente llevarles comida a sus parientes. No obstante, según denuncias de los familiares, todo fue una simulación, porque luego de que les realizaron la revisión corporal, fueron devueltas a la parte externa.
Ruegan que no los trasladen
Este jueves, la jornada a las afueras del internado judicial transcurrió sin mucha novedad: los familiares, en su gran mayoría mujeres, estuvieron esperando información de parte de las autoridades para saber hacia dónde serían llevados los privados de libertad.
Al mismo tiempo pedían que no fueran trasladados a otras cárceles, pues afirmaban que sería muy cuesta arriba visitarlos, ya que no cuentan con recursos para viajar a otros estados.
La sorpresa para muchos fue que este viernes comenzó el operativo en el recinto penitenciario y la gran incógnita de todos los familiares era no saber a dónde llevarían a los reclusos. Entre los comentarios de las personas que allí se encontraban, se escuchó que podrían ser llevados a la cárcel de Barinas o Trujillo.
Zona militarizada
El paso hacia el CPO fue cerrado desde varios kilómetros de distancia, específicamente en una zona conocida como la Y, donde las personas tuvieron que caminar largos trechos, algunas incluso con bolsas de alimentos, con la esperanza de llevarle comida a sus seres queridos. Asimismo, se podía observar gran despliegue de tanquetas, vehículos de diferentes cuerpos de seguridad, autobuses y helicópteros sobrevolando la zona.
“Estamos en zozobra desde el lunes, orando por nuestros familiares, pidiéndole a Dios que no los trasladen, porque si estando aquí se nos hace difícil conseguir un pasaje, imagínense si los trasladan a otros estados como Barinas o al Dorado. Pedimos que nos den información, rogamos que los dejen en Maturín, es la súplica que hacemos”, manifestó Yasmeli Mayz, madre de un recluso.
Por su parte, Roxibel Meneses, quien se encuentra desde el miércoles en las inmediaciones del penal, indicó que la mañana de este viernes se escucharon detonaciones, presuntamente una fue por granada y otros disparos. Sin embargo, pudo comunicarse con su familiar y le comentó que se encontraba bien. Los disparos y explosión presuntamente ocurrieron en otra zona de la cárcel.
Escenas desgarradoras
Cerca de las 11:00 de mañana comenzaron a salir los primeros autobuses con reos y fue cuando se apreciaron conmovedoras escenas de madres llorando, porque no sabía hacia dónde llevaban a sus hijos. En varios videos grabados por el equipo de lapatilla.com, se observaron a madres y esposas reclamando por el paradero de sus parientes y gritando contra el régimen de Maduro.
Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), La Pica es el cuarto penal que es tomado por el régimen de Maduro, y tal cual como las otras intervenciones, no fue una sorpresa, fue negociado y entregado directamente por los pranes.
Este recinto carcelario estaba dividido y liderado por dos pranes: Pedro González Mata alias “Pedro El Rapidito”, líder del Tren de Monagas; y Jefferson Clavijo alias “Jefferson”, quien comandaba el Carro Loco de Cristo, que ocupaba un espacio donde convivía el mayor número de reclusos.
De acuerdo con la OVP, “ambos pranes cobraban una causa semanal de 5 dólares en efectivo”, es decir, 20 dólares mensual por prisionero, y debían ser cancelados todos los lunes. En caso de incumplimiento, eran expulsados hacia el área de la iglesia y perdían el derecho de transitar por todo el penal. Si violaban esta norma, podrían ser ejecutados por los pistoleros de los pranes.
En su cuenta X (anteriormente Twitter), el periodista Eligio Rojas precisó que ambos pranes fueron capturados por los funcionarios que ejecutaron la intervención del penal.