La reelección del líder del régimen de Nicaragua, Daniel Ortega, que “consolidó” su quinto mandato en unas cuestionadas elecciones, consideradas ilegítimas por la mayoría de la comunidad internacional, ha abierto un nuevo capítulo impredecible en la crisis política que vive el país centroamericano desde abril de 2018.
Consumada la reelección de Ortega, en el poder desde 2007, la situación en Nicaragua constituye una “prueba” para la comunidad internacional, dijo este martes a Efe Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Para el experto, este es un “tema fundamental” para la agenda de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo que describió como un “espejo de la fuerte polarización” que vive la región.
Precisamente la OEA abrirá este miércoles su 51 Asamblea General con Guatemala como país anfitrión y el escenario dominado por las cuestionadas elecciones de Nicaragua.
NICARAGUA EN AGENDA DE OEA
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, rechazó los resultados de las elecciones “ilegítimas” en Nicaragua y pidió a los países miembros que respondan a esta “clara violación de la Carta Democrática” durante la Asamblea General que inician mañana.
En un mensaje, Almagro difundió un informe sobre Nicaragua elaborado por la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA, que señala que la comunidad internacional “debe exigir la anulación” de esas elecciones “y hacer un llamado a la celebración de un nuevo proceso electoral”, debido a que “no cumplió ninguno de los elementos esenciales de la democracia, descritos en la Carta Democrática Interamericana”.
Y aunque se espera que después de tres días de sesiones se logre concertar una resolución de condena al Gobierno de Ortega, Shifter admitió que la OEA afronta las limitaciones propias de un organismo multilateral que “cuenta con los votos de sus países miembros”.
De allí que señaló la necesidad de que Estados Unidos “tome la batuta” para coordinar con la Unión Europea (UE) y otros de sus socios las acciones hacia Managua, a fin de evitar que el ejemplo de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, sea emulado por otros países de la región.
EL PAPEL DE EE.UU
En eso coincidió la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla (2010-2014), para quien el “fraude” en Nicaragua es un riesgo para el resto de Latinoamérica, por lo que urgió una respuesta contundente de la comunidad internacional.
“La situación es preocupante, no solo para Nicaragua y los nicaragüenses, si no que tiene un impacto muy preocupante para toda la región porque definitivamente va a ser un obstáculo para movernos en procesos de reactivación económica, va a abonar a la crisis humanitaria que ya existe en Centroamérica y va a convertirse en una especie de ruta trazada que otros gobernantes con pocas convicciones democráticas pueden estar tentados a seguir”, advirtió Chinchilla en entrevista con Efe.
“Si lo que Daniel Ortega hizo queda impune, va a hablar muy mal de la ineficacia de los mecanismos regionales para atender situaciones de deterioro democrático, como es el caso de la OEA, de la efectividad que pueda tener la Administración (estadounidense de) Joe Biden de hacer de la democracia uno de los pilares fundamentales, y va a abonar a la desestabilización regional”, anotó.
El secretario adjunto para Latinoamérica del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ricardo Zúñiga, remarcó este martes que su país seguirá usando “la diplomacia” y las medidas “coordinadas” con los socios regionales, como las sanciones y “las restricciones de visados”, para promover la “rendición de cuentas” de los “cómplices” del Gobierno de Ortega.
LEY RENACER Y LOS “HIJOS DE PERRA”
Se espera que el presidente Biden firme próximamente la llamada ley “Renacer” (siglas en inglés de Reforzar el Cumplimiento de Condiciones para la Reforma Electoral en Nicaragua), que amplía la supervisión de los préstamos de las instituciones financieras internacionales a ese país.
Además, aboga por la imposición de sanciones selectivas a responsables nicaragüenses y que estas se coordinen con el Gobierno de Canadá y la UE, a la vez que se revise la participación continua de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA).
Ortega, que retornó al poder en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, se impuso en ausencia de oposición después de que en los últimos meses fueran arrestados siete aspirantes a la Presidencia que se perfilaban como sus principales contendientes y tras la disolución de tres partidos políticos.
El exguerrillero sandinista, que el jueves cumple 76 años de edad, llamó anoche “hijos de perra de los imperialistas yanquis” a los opositores detenidos bajo cargos de “traición a la patria” y a los que evitó enfrentarse en las elecciones.
También cargó contra EE.UU. y la UE, que no han reconocido la reelección para su quinto mandato y los catalogó de colonizadores y fascistas.
Con información de EFE