Ruben Breindenbach revisa su plantación de fresas en la Colonia Tovar, Municipio Tovar, Estado Aragua, Venezuela, el 13 de noviembre de 2020. (Foto de Cristian Hernandez / AFP)
En Venezuela la escasez de diésel tiene un impacto devastador sobre el campo venezolano y pone en riesgo la seguridad alimentaria de los ciudadanos.
Por Carolina Alcalde / vozdeamerica.com
Cada vez menos tractores están en función de la producción agrícola, pues la escasez de diésel -combustible del cual depende el 80% del sistema agroalimentario del país- ha obligado a muchos productores agrícolas a retroceder en el tiempo y emplear métodos del siglo pasado para sacar adelante su trabajo.
Alfonso Morales es un joven productor agrícola de Bailadores en Mérida, uno de los estados más impactados por la crisis de combustible que está ubicado a unos 650 kilómetros al suroeste de Caracas. En conversación con la Voz de América, Morales narró cómo a pesar del complejo escenario que enfrentan, mantienen firme su compromiso de seguir brindando su aporte al país y expuso las alternativas a las que han debido acudir para continuar produciendo.
“Hemos tenido que recurrir de nuevo a las yuntas de bueyes para arar la tierra, eso retrasa el trabajo en el campo. Con una yunta de bueyes se puede arar quizás en una semana, mientras que con un tractor se puede arar en horas simplemente”, relató.
“Además de los camiones, se ha reportado pérdida de cosechas por la escasez de combustible para los camiones”, agregó.
El impacto de la falta de diésel es negativo para todos, pero especialmente para los pequeños productores que reciben limitadas cantidades de combustible, resultan insuficiente para la producción y el transporte de las cosechas.
“Aquí al municipio llega por ahí cada 30 o 40 días el gasoil y es muy poco el que le venden a cada productor, por lo menos unos 30 ó 40 litros es lo que le asignan y eso no alcanza sino para un día de trabajo”, afirmó el también productor agrícola Jesús Alfonso Morales.
El líder de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (FEDENAGA) explicó que el sector ganadero del país requiere 8.000 barriles de diésel al día para su completo funcionamiento, y la totalidad de cadena agroalimentaria necesita unos 30.000 barriles diarios. Ante la ausencia de estas condiciones, FEDENAGA cataloga la situación actual como una “parálisis técnica”.
“No tenemos con qué trabajar. Si no podemos nosotros tener en la primavera que empieza en marzo el combustible necesario para poder hacer las labores culturales que normalmente hacemos nosotros en el campo, no podemos hacer la comida tanto para los humanos como para los animales”, aseguró a la VOA Armando Chacín, presidente de FEDENAGA.
Muchos productores deben acudir al mercado negro para garantizar la operatividad, pero no es una opción sostenible. “Se compra por más de un dólar en algunos sectores, por litro, inviable para poder nosotros sostener nuestra estructura de costos”, destaca Chacín.
Alfonso Morales añade que en el estado Mérida deben pagar entre 2 y 3 dólares por litro. “Eso por supuesto que sube el precio, los costos del transporte, los costos de las verduras y las hortalizas. Es difícil, es lamentable, se han perdido muchas cosechas”, explica.
Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro ordenó regularizar la situación y asegura que las refinerías se han recuperado de lo que califica, como “ataques y saboteos”.
“Ha llegado el momento de regularizar ese tema del diésel con ustedes los productores agropecuarios, regularizarlo. No hay excusa para no regularizarlo con producción nacional”, dijo en abril Maduro durante una transmisión del canal del Estado.
El presidente Nicolás Maduro atribuye la escasez de diésel a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que prohíben a empresas extranjeras intercambiar diésel por crudo. Aunque, opositores aseguran que la causa real es el deterioro de la industria petrolera venezolana.